Un viaje por el mar de la historia

23.5.13


«La vida es como un viaje por el mar de la historia, a menudo oscuro y borrascoso, un viaje en el que escudriñamos los astros que nos indican la ruta. Las verdaderas estrellas de nuestra vida son las personas que han sabido vivir rectamente. Ellas son luces de esperanza. Jesucristo es ciertamente la luz por antonomasia, el sol que brilla sobre todas las tinieblas de la historia. Pero para llegar hasta Él necesitamos también luces cercanas, personas que dan luz reflejando la luz de Cristo, ofreciendo así orientación para nuestra travesía» (Enc. Spe salvi, 49)

Elefante Blanco

5.5.13


"No es lo mismo la violencia de ayer que la de hoy,
pero nuestro amor sí que es el mismo"

El día sábado (04/05) tuve la oportunidad de ver la película argentina Elefante Blanco (Pablo Trapero, 2012). La realización de la película me pareció regular, pero con una excelente fotografía. Lo que vale la pena es la temática que trata. Todo gira en torno a una villa, donde hay un edificio abandonado sin terminar (proyectado a ser el hospital más grande de América Latina) que sirve como refugio de ilegales, delincuentes y drogadictos. Este lugar tiene gran semejanza donde realizo mi apostolado: lugar lleno de pobreza, injusticia y dolor social.

El punto importante de la película es que la historia tiene a dos sacerdotes, Julián y Nicolás, como protagonistas. Nicolás es sacerdote belga que presencia una matanza de indígenas en la Selva del Amazonas (Perú?) sin poder hacer nada por ayudar a la población, que es llevado a trabajar a la villa por Julián. Ambos, con otro sacerdote y una laica, trabajan por mejorar las circunstancias de vida de sus feligreses.

La película muestra de una gran forma lo que es ser sacerdote y cuál debería de ser su labor. Los muestran tan humanos y tan divinos, capaces de entregar su vida por la gente y enfrentarse al poder que no garantiza la dignidad personal. Muestra sus profundas crisis, pero con una valentía que deja ver al Jesús del reino, donde el pecado es redención. Elefante blanco retrata muy bien la realidad de América Latina y qué decir la de México; pero retratará a nuestros sacerdotes?